Cuadro clínico
La gran mayoría de las personas que
padecen una hepatitis crónica no presenta manifestaciones
clínicas. Es detectada en forma casual, cuando son
estudiadas por otras razones, como un examen de salud, donación
de sangre, etc.
Lo más frecuente es que presenten cansancio, molestias en
la parte superior y derecha del abdomen ante esfuerzos moderados
o con una necesidad de dormir más de lo habitual.
Al examinar a estas personas puede detectarse un aumento del tamaño
del hígado, hecho que nos estaría indicando su posible
evolución hacia una cirrosis.
Tratamiento
Actualmente, el tratamiento de la hepatitis crónica es objeto
de modificaciones a raíz de los avances en el conocimiento
de las causas y a la mayor disponibilidad de medicamentos antivirales.
En cuanto a las medidas generales que pueden adoptarse, hay que
destacar el hecho de que no existen evidencias científicas
que demuestren que el reposo o las dietas de cualquier tipo puedan
modificar en forma favorable el curso de la enfermedad. Por lo que,
aunque siempre debe evaluarse primero a cada caso en particular,
la restricción de alimentos o de actividad física
no debería ser implementada.
El enfoque del tratamiento debe ir hacia
la causa de la hepatitis crónica, ya que se ha visto
que las originadas por el virus de la hepatitis B pueden remitir
en forma espontánea, no siendo tan común dicha remisión
cuando es por virus de la hepatitis C o D.
Con la llegada del interferón se ha visto un cambio en el
tratamiento de las hepatitis crónicas de origen viral, siendo
la respuesta inicial en las infecciones virales, ya que inhiben
la reproducción de los virus y estimulan al sistema inmunológico. |